La preocupación de muchas empresas ante la perspectiva de que sus trabajadores deban tomar una baja laboral es comprensible y, en gran medida, esta inquietud surge de una falta de claridad acerca de los posibles gastos que esta situación conlleva para la empresa.
Qué es una baja laboral
Una baja laboral es un periodo de ausencia justificada del puesto de trabajo del que puede disfrutar cualquier empleado por motivos de salud.
Consiste en un derecho que permite al trabajador contar con el margen necesario para recuperarse tras una enfermedad o accidente y, salvo que esta situación se prolongue en el tiempo más allá de un año, estaremos ante una incapacidad temporal.
Durante la baja, la empresa tiene la obligación de seguir cotizando por el empleado y éste tendrá derecho a cobrar un subsidio que sustituirá a su salario, cuyo coste correrá a cargo de la Seguridad Social y de la empresa en distinta proporción en función del caso.
Qué tipos de baja laboral existen
Básicamente podemos encontrarnos con dos tipos de baja laboral:
Cuando la causa de la baja sea una enfermedad profesional (es decir, contraída a causa del trabajo ejecutado) o un accidente de trabajo, nos encontraremos con una baja por contingencias profesionales.
Cuando la causa de la baja sea una enfermedad común (es decir, originada por causas ajenas a la actividad laboral que se desarrolla habitualmente) o accidente no laboral, nos encontraremos con una baja por contingencias comunes.
Esta distinción es importante porque, en función del caso, el empleado tendrá derecho a cobrar una cuantía superior o inferior. También el coste para la empresa será distinto.
Cualquier baja IT (es decir, por incapacidad temporal) tendrá una duración máxima de un año, prorrogable hasta 180 días más cuando se prevea la recuperación en ese periodo. Una vez superado ese plazo máximo, estaremos ante una incapacidad permanente.
También resulta importante conocer, en el marco de cualquier departamento de recursos humanos, los nuevos permisos laborales que introduce la Ley de Familias.
Cuánto paga la empresa por baja laboral
La cuantía dependerá de la duración de la baja y de su causa.
Por contingencias comunes
Tanto empresa como Seguridad Social no pagarán nada hasta el día 4 de la baja laboral por contingencias comunes. Esto significa que durante los primeros tres días de baja el empleado no cobrará nada.
Entre los días 4 y 15, el empleado recibirá el 60 % de su base reguladora, siendo la empresa la encargada de abonar esta cuantía.
Entre los días 16 y 21, el empleado seguirá percibiendo el 60 %, pero será la Seguridad Social o mutua quien lo abone, si bien deberá ser la empresa quien adelante el dinero, con posterior reintegro.
A partir del día 21 y hasta que finalice la baja laboral, la Seguridad Social o mutua será la responsable del pago, que corresponderá al 75 % de la base reguladora.
Por contingencias profesionales
En este caso, el empleado comenzará a cobrar la baja desde el primer día. La empresa pagará solo el primer día de baja, que corresponde al 75 % de la base reguladora del trabajador.
En los sucesivos días, la Seguridad Social abonará una prestación correspondiente al 75 % de la base reguladora del empleado (hasta el 100 % en función del convenio colectivo, correspondiendo ese 25 % extra a la empresa).
Los anteriores gastos son los mínimos recogidos por la Seguridad Social a la hora de pagar a un trabajador de baja. Sin embargo, hay ocasiones en las que el porcentaje del sueldo del trabajador a pagar aumenta si hemos de agregar el valor de las contribuciones y cualquier otro desembolso que sea aplicable a la empresa según convenios o contratos.
En base a lo anterior, en principio, hay un menor gasto por el importe de las retribuciones dejadas de pagar mientras el contrato esté suspendido. No obstante, es posible que haya que buscar un sustituto y sus retribuciones, en ese supuesto, aumentarán el gasto. A ello, hay que sumar el importe de las prestaciones que deba financiar la empresa.
Además, hay toda una serie de efectos que pueden trasladarse a menores ingresos o gastos por deterioro de activos o incremento de costes. Por ejemplo, algunas bajas son difícilmente sustituibles y hacen reducir la actividad. Incluso, puede ser necesario hacer adaptaciones en las jornadas de los compañeros. Estos últimos impactos suelen ser los más relevantes, pero también los más complicados de valorar.
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